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西班牙语:西班牙语阅读《总统先生》西班牙语(39)

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2012-05-15 07:49

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《总统先生》西班牙语(西班牙留学网xibanya.liuxue86.com)

XXXIX
El puerto
Todo sosegaba en el recalmón que precedió al cambio de la marea, menos los grillos húmedos de sal con pavesa de astro en los élitro,, los reflejos de los faros, imperdibles perdidos en la oscuridad, y el prisionero que iba de un lado a otro, como después de un tumulto, con el pelo despenicado sobre la frente, las ropas en desorden, sin probar asiento, ensayando gestos como los que se defienden dormidos, entre ayes y medias palabras, de la mano de Dios que se los lleva, que los arrastra porque se necesitan para las llagas, para las muertes de repente, para los crímenes en frío, para que los despierten destripados.
«¡Aquí el único consuelo es Farfán! —se repetía—. ¡Dónde no fuera el comandante! ¡Por lo menos que mi mujer sepa que me pegaron dos tiros, me enterraron y parte sin novedad!»
Y se oía la machacadera del piso, un como martillo de dos pies, a lo largo del vagón clavado con estacas de centinelas de vista en la vía férrea, aunque él andaba muy lejos, en el recuerdo de los pueblecitos que acababa de recorrer, en el lodo de sus tinieblas, en el polvo cegador de sus días de sol, cebado por el terror de la iglesia y el cementerio, la iglesia y el cementerio, la iglesia y el cementerio. ¡No quedaron vivos más que la fe y los muertos!
El reloj de la Comandancia dio una campanada. Tiritaron las arañas. La media, ahora que la aguja mayordoma estaba capoteando el cuarto para la media noche. Cachazudamente, el mayor Farfán enfundó el brazo derecho, luego el izquierdo, en la guerrera; y con la misma lentitud empezó a abrocharse por el botón del ombligo, sin parar mientes en nada de lo que allí tenía a la vista: un mapa con la república en forma de bostezo, una toalla con mocos secos y moscas dormidas, una tortuga, una escopeta, unas alforjas... Botón por botón hasta llegar al cuello. Al llegar al cuello alzó la cabeza y entonces toparon sus ojos con algo que no podía dejar de ver sin cuadrarse: el retrato del Señor Presidente.
Acabó de abrocharse, pedorreóse, encendió un cigarrillo en el aliento del quinqué, tomó el fuete y... a la calle. Los soldados no le sintieron pasar; dormían por tierra, envueltos en sus ponchos, como momias; los centinelas le saludaron con las armas y el oficial de guardia se levantó queriendo escupir un gusano de ceniza, todo lo que le quedaba del cigarrillo en los labios dormidos, y apenas si tuvo tiempo para botárselo con el envés de la mano al saludar militarmente: «¡Parte sin novedad, señor!».
En el mar entraban los ríos como bigotes de gato en taza de leche. La sombra licuada de los árboles, el peso de los lagartos cachondos, la calentura de los vidrios palúdicos, el llanto molido, todo iba a dar al mar.
Un hombre con un farol se adelantó a Farfán al entrar al vagón. Seguíanles dos soldados risueños afanados en el desenredar a cuatro manos los lacitos para atar al preso. Lo ataron por orden de Farfán y le sacaron en dirección al pueblo, seguido de los centinelas de vista que guardaban el vagón. Cara de Ángel no opuso resistencia. En el gesto y la voz del mayor, en el primor que exigía de parte de los soldados, que ya sin eso lo trataban mal, para que lo hicieran a la pura baqueta, creía adivinar una maniobra del amigo para poderle ser útil después, cuando lo tuviera en la Comandancia, sin comprometerse de antemano. Pero no lo llevaban a la Comandancia. Al dejar la estación doblaron hacia el tramo más apartado de la línea férrea y en un furgón con el piso cubierto de estiércol, le hicieron subir a golpes. Le golpeaban sin que él diera motivo, como obedeciendo a órdenes recibidas anteriormente.
—Pero ¿por qué me golpean, Farfán? —se volvió a gritar al mayor, que seguía el cortejo conversando con el del farol.
La respuesta fue un culatazo; mas por pegarle en la espalda, le dieron en la cabeza, desangrándole una oreja y haciéndole rodar de bruces en el estiércol.
Resopló para escupir el excremento; la sangre le goteaba la ropa, y quiso protestar.
—¡Se me calla! ¡Se me calla! —gritó Farfán alzando el fuete.
—¡Mayor Farfán! —gritó Cara de Ángel sin arredrarse, fuera de sí, en el aire que ya olía a sangre.
Farfán tuvo miedo de lo que le iba a decir y descargó el golpe. El fuetazo se pintó en la mejilla del infeliz que forcejeaba, rodilla en tierra, por desasirse las manos de la espalda.
—... Ya veo... —dijo con la voz temblorosa, incontenible, latigueante—, ... ya veo... Esta batalla... le valdrá a usted otro galón...
—¡Calle, si no quiere!... —atajó Farfán, levantando de nuevo el fuete.
El del farol le detuvo el brazo.
—¡Pegue, no se detenga, no tenga miedo; que para eso soy hombre, y el fuete es arma de castrados!...
Dos, tres, cuatro, cinco fuetazos cubrieron en menos de un segundo la cara del prisionero.
—¡Mayor, cálmese, cálmese!... —intervino el del farol.
—¡No, no!... A este hijo de puta le tengo que hacer morder el polvo... Lo que ha dicho contra el Ejército no se queda así... ¡Bandido... de mierda!... —y ya no con el fuete, que se había quebrado, con el cañón de la pistola arrancaba a golpes pelos y carne de la cara y cabeza del prisionero, repitiendo a cada golpe con la voz sofocada—:... ejército..., institución..., bandido de mierda..., así...
El cuerpo exánime de la víctima fue llevado y traído como cayó en el estiércol, de un punto a otro de la vía férrea, hasta que el tren de carga, que lo debía devolver a la capital, quedó formado.
El del farol ocupó lugar en el furgón. Farfán lo encaminó. Habían estado en la Comandancia hasta la hora de la partida conversando y tomando copas.
—La primera vez que quise entrar a la policía secreta —contaba el del farol—, era «polis» un mismas mío que se llamaba Lucio Vásquez, el Terciopelo...
—Como que lo oí mentar —dijo el mayor.
—Pero ái está que esa vez no me ligó, y eso que aquél era muy al pelo para los tercios —cuando le decían el Terciopelo, figúrese usté—, y en cambio me saqué una mi carceleada y la pérdida de un pisto que con mi mujer —yo era casado en ese entonces— habíamos puesto en un negocito. Y mi mujer, pobre, hasta en El Dulce Encanto estuvo...
Farfán se despabiló al oír hablar de El Dulce Encanto, pero el recuerdo de la marrana, pestazo de sexo hediendo a letrina, que antes le habría entusiasmado, le dejó frío, luchando, como si nadara bajo de agua, con la imagen de Cara de Ángel que le repetía: «¡... otro galón!», «¡otro galón!».
—¿Y cómo se llamaba su mujer? Porque va a ver que yo conocí a casi todas las del El Dulce Encanto...
—Por no dejar le diría el nombre, porque apenas estuvo entrada por salida. Allí se le murió un muchachito que teníamos y eso la medio trastornó. ¡Vea usté, cuando no conviene!... Ahora está en la lavandería del hospital con las hermanas. ¡No le convenía ser mujer mala!
—Pues ya lo creo que la conocí. Tanto que yo fui el que consiguió el permiso de la policía para velar a la criatura, y se veló allí con la Chón; pero ¡qué lejos estaba yo de saber que era hijito suyo!...
—Y yo, diga, en la tencha bien fregado, sin un real... ¡No, si cuando uno mira para atrás lo que ha pasado, le dan ganas de salir corriendo!
—Y yo, diga, sin saber nada y una hijita de la gran flauta malinformándome con el Señor Presidente...
—Y desde entonces que esta Cara de Ángel andaba en cuentos con el general Canales; era un ten con ten con su hija, la que después fue su mujer, y que, según dicen, se comió el mandado del patrón. Todo esto lo sé yo porque Vásquez, el Terciopelo, lo encontró en una fonda que se llamaba El Tus-Tep, horas antes de que se fugara el general.
—El Tus-Tep... —repitió el mayor haciendo memoria.
—Era una fonda que quedaba en la mera, mera esquina. Adiós, pues, donde había dos muñecos pintados en la pared, uno de cada lado de la puerta, una mujer y un hombre; la mujer con el brazo en gancho diciéndole al hombre —yo todavía me acuerdo de los letreros: —«¡Ven a bailar el tustepito!», y el hombre con una botella respondiéndole: «¡No, porque estoy bailando el tustepón!»
El tren arrancó poco a poco. Un terroncito de alba se mojaba en el azul del mar. De entre las sombras fueron surgiendo las casas de paja del poblado, las montañas lejanas, las embarcaciones míseras del comercio costero y el edificio de la Comandancia, cajita de fósforos con grillos vestidos de tropa.


 

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西班牙语没有英语这么复杂的发音规则。他几乎每一个字母都只有一个特定的音,我举个例子,a这个字母无论何时都发“阿”这个音,e发“唉”(口型小点,跟英语里的e差不多)。西班牙语只有一个音是比较难发的,那就是r这个字母,他发的是大舌颤音,其实,西班牙语最难得不是他的发音,而是他的语法和动词变位。你一学就知道了,背的东西太多。还有,他的语速不是一般的快,你要做好心理准备,和英语不是一个数量级的!!我建议你最好提前买一本西班牙语看看,因为它比英语难学的多的多 。

1. 西班牙语属于拉丁语系,比英语要科学,是不要音标的拼音文字,掌握发音规则后就能够”见词发音”。短短的入门,学的好,就可以地道流利地读出所有的西班牙文章,这是第一关!西班牙谚语中把最难做的事情比做”学汉语”,可见有中文水平的人学西班牙不是成了最容易的事了?

2. 西班牙语的小舌音,卷舌连续抖动的r、rr是中国人的难点,窍门有三。一、发音前多加上“德拉”;二、利用漱口的时候,多延时5分钟——“嘟鲁鲁”;三、坚持2-4周利用上下班和无人的时候,练习卷舌,以上三点定会让你有“西班牙”味!还有些音是要声带镇动的,要注意!

3. 掌握西班牙语动词的变位也是个要死记硬背,熟能生巧的活!他的变化是为了口语交流中大量的省略主语,口语的方便带来的动词变位头痛是每一个有志学好西班牙语的人要克服的难关。有人说:“流利地读,熟练变位”掌握好了,西班牙语就学会了一半啊!初学者就没有白学!你也知道了重点在哪里了,可以集中精力去攻哪一块了。

4. 有点英语基础的人,会发现西班牙语单词在多数主要单词词干上非常接近,这样大家学习起来又省了些劲!

5. 学习任何外国语,要以模仿开口为优先,背会一句就应用一句,这样就算掌握了。不要,先纠语法一堆,就是不敢开口!讲错了,因为你是外国人,别人的背景比你大,所以人家仍然能听懂你,就象外国人讲汉语,即使很不准,你也能听懂,搞明白,会原谅他的不标准的。胆子大是第一啊,有人说过,你学外语多数都不是为了当电台标准播音员吧,何况,即使母语能挑上当播音员的又有几个?降低标准,抓住重点,能绕开你学语言的误区!

2012年02月22日 《西班牙语:西班牙语阅读《总统先生》西班牙语(39)》来源于西班牙留学https://xibanya.liuxue86.com

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