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西班牙语学习:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十 b

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2012-05-15 09:56

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西语阅读:《一千零一夜》连载三十 b

PERO CUANDO LLEGÓ LA 343 NOCHE

Ella dijo:

 

... aquella ciudad que no quería dejarse violar por las tentativas hu­manas.

Al principio no pudieron distin­guir nada en las tinieblas, porque ya la noche había espesado sus sombras sobre la llanura; pero de pronto hí­zose un vivo resplandor por Oriente, y en la cima de la montaña apareció la luna, iluminando cielo y tierra con un parpadeo de sus ojos. Y a sus plantas desplegóse un espectácu­lo que les contuvo la respiración.

Estaban viendo una ciudad de sue­ño.

Bajo el blanco cendal que caía de la altura, en toda la extensión que podría abarcar la mirada fija en los horizontes hundidos en la noche, aparecían dentro del recinto de bron­ce cúpulas de palacios, terrazas de casas, apacibles jardines, y a la som­bra de los macizos, brillaban los ca­nales que iban a morir en un mar de metal, cuyo seno frío reflejaban las luces del cielo. Y el bronce de las murallas, las pedrerías encendi­das de las cúpulas, las terrazas cán­didas, los canales y el mar entero, así como las sombras proyectadas por Occidente, amalgamábanse bajo la brisa nocturna y la luna mágica. Sin embargo, aquella inmensidad estaba sepultada, como en una tum­ba, en el universal silencio. Allá dentro no había ni un vestigio de vi­da humana. Pero he aquí que con un mismo gesto, quieto, destacában se sobre monumentales zócalos altas figuras de bronce, enormes jinetes tallados en mármol, animales alados que se inmovilizaban en un vuelo es­téril; y los únicos seres dotados de movimiento en aquella quietud, eran millares, de inmensos vampiros que daban vueltas a ras de los edificios bajo el cielo, mientras búhos invisi­bles turbaban el estático silencio con sus lamentos y sus voces fúnebres en los palacios muertos y las terrazas solitarias.

Cuando saciaron, su mirada con aquel espectáculo extraño, el emir Muza y sus compañeros, bajaron de la montaña, asombrándose en extre­mo por no haber advertido en aque­lla ciudad inmensa la huella de un ser humano vivo. Y ya al pie de los muros de bronce, llegaron a un lu­gar donde vieron cuatro inscripcio­nes grabadas en caracteres jonicos, y que en seguida descifró y tradujo al emir Muza el jeique Abdossamad. Decía la primera inscripción:

 

“¡Oh hijo de los hombres, qué vanos son tus cálculos! ¡La muerte está cer­cana; no hagas cuentas para el porve­nir; se trata de un Señor del Universo que dispersa las naciones y los ejércitos, y desde sus palacios de vastas magni­ficencias precipita a los reyes en la es­trecha morada de la tumba; y al desper­tar su alma en la igualdad de la tierra, han de verse reducidos a un montón de ceniza y polvo!

 

Cuando oyó estas palabras, excla­mó el emir Muza: “¡Oh sublimes verdades! ¡Oh sueño del alma en la igualdad de la tierra! ¡Qué conmo­vedor es todo, esto!” Y copió al punto en sus pergaminos aquellas frases. Pero ya traducía el jeique la segun­da inscripción, que decía:

 

¡Oh hijo de los hombres! ¿Por qué te ciegas con tus propias manos? ¿Cómo puedes confiar en este vano mundo? ¿No sabes que es un albergue pasajero, una morada transitoria? ¡Di! ¿Dónde están los reyes que cimentaron los imi­perios? ¿Dónde están los conquistadores, los dueños del Irak, de Ispahán y del Khorassán? ¡Pasaron cual si nunca hubieran existido!

 

Igualmente copió esta inscripción el emir Muza, y escuchó muy emocionado al jeique, que traducía la tercera:

 

¡Oh hijo de los hombres! ¡He aquí que transcurren los días, y miras indi­ferente cómo corre tu vida hacia el término final! ¡Piensa en el día del Juicio ante el Señor tu dueño! ¿Qué fue de los soberanos de

la India, de la China, de Sina y de Nubia? ¡Les arro­jó a la nada el soplo implacable de la muerte!

 

Y exclamó el emir Muza: “¿Qué fue de los soberanos de Sina y de Nubia? ¡Se perdieron en la nada!” Y decía la cuarta inseripcion:

 

¡Oh hijo de los hombres! ¡Anegas tu alma en los Placeres, y no ves que la muerte se te monta en los hombros espiando tus movimientos! ¡El mundo es como una tela de araña, detrás de cuya fragilidad está acechándote la nada! ¿A dónde fueron a parar los hombres llenos de esperanza y sus proyectos efímeros? ¡Cambiaron por la tumba los palacios donde habitan buhos ahora!

 

No pudo el emir Muza contener su emoción, y se estuvo largo tiem­po llorando con las manos en las sie­nes, y decía: “¡Oh el misterio del nacimiento y de la muerte! ¿Por qué nacer, si hay qué morir? ¿Por que vivir, si la muerte da el olvido de la vida? ¡Pero sólo Alah conoce los destinos, y nuestro deber es incli­narnos ante Él con obediencia mu­da!” Hechas estas reflexiones, se en­caminó de nuevo al campamento con sus compañeros, y ordenó a sus hom­bres que al punto pusieran manos a la obra para construir con madera y ramajes una escala larga y sólida, que les permitiese subir a lo alto del muro, con objeto de intentar luego bajar a aquella ciudad sin puertas.

En seguida dedicáronse a buscar madera y gruesas ramas secas; las mondaron lo mejor que pudieron con sus sables y sus cuchillos; las ataron unas a otras con sus turbantes, sus cinturones, las cuerdas de los came­llos, las cinchas y las guarniciones, logrando construir una escala lo su­ficiente larga para llegar a lo alto de las murallas. Y entonces la tendieron en el sitio más a propósito, sosteniéndola por todos lados con piedras gruesas e invocando el nombre de Alah comenzaron a trepar por ella lentamente, con el emir Muza a la cabeza. Pero quedáronse algunos en la parte baja de los muros para vigi­lar el campamento y los alrededores.

El emir Muza y sus acompañan­tes anduvieron durante algún tiem­po por lo alto de los muros, y lle­garon al fin ante dos torres unida entre sí por una puerta de bronce, cuyas dos hojas encajaban tan per­fectamente, que no se hubiera podi­do introducir por su intersticio la punta de una aguja. Sobre aquella puerta aparecía grabada en relieve, la imagen de un jinete de oro que tenía un brazo extendido y la mano abierta, y en la palma de esta mano había trazados unos caracteres jónilcos que descifró en seguida el jeique Abdossamad y los tradujo del si­guiente modo: “Frota la puerta doce veces con el clavo que hay en mi ombligo.”

Aunque muy sorprendido de tales palabras, el emir Muza se acercó en­tonces al jinete y notó que efectiva­mente tenía metido en medio del ombligo un clavo de oro. Echó mano e introdujo y sacó el clavo doce veces. Y a las doce veces que lo hizo, se abrieron las dos hojas de la puer­ta, dejando ver una escalera de gra­nito rojo que descendía caracolean­do. Entonces el emir Muza y sus acompañantes bajaron por los pel­daños de esta escalera, la cual les condujo al centro de una sala que daba a ras, de una calle en la que se estacionaban guardias armados con arcos y espadas. Y dijo el emir Mu­za: “¡Vames a hablarles antes de que se inquieten con nuestra pre­sencia!”

Acercáronse, pues, a estos guar­dias, unos de los cuales estaban de pie con el escudo al brazo y el sa­ble desnudo, mientras otros perma­necían sentados o tendidos. Y enca­rándose con el que parecía el jefe, el emir Muza le deseó la paz con afabilidad; pero no se movió el hom­bre ni le devolvió la zalema; y los demás guardias permanecieron inmó­viles igualmente y con los ojos fijos, sin prestar ninguna atención a los que acababan de llegar y como si no les vieran.

Entonces, por si aquellos guardias no entendian el árabe, el emir Muza dijo- al jeique Abdossamad: “¡Oh jeique, dirígeles la palabra en cuan­tas lenguas conozcas!” Y el jeique hubo de hablarles primero en lengua, griega; luego, al advertir la inutili­dad de su tentativa, les habló en in­dio, en hebreo, en persa, en etíope y en sudanés; pero ninguno de ellos comprendio una palabra de tales idiomas ni hizo el menor gesto de inteligencia. Entonces dijo el emir Muza: “¡Oh jeique! Acaso estén ofendidos estos guardias porque no les saludaste al estilo de su país. Conviene, pues, que les hagas zale­mas al uso de cuantos países conoz­cas.” Y el venerable Abdossamad hizo al instante todos los ademanes acostumbrados en las zalemas cono­cidas en los pueblos de cuantas comarcas había recorrido. Pero no se movió ninguno de los guardias, y cada cual permaneció en la misma actitud que al principio.

Al ver aquello, llegó al límite del asombro el emir Muza, sin querer insistir más; dijo a sus acompañantes que le siguieran, y continuó su ca­mino, no sabiendo a qué causa atri­buir semejante mutismo. Y se decia el jeique Abdossamad: “¡Por Alah, que nunca vi cosa tan extraordinaria en mis viajes!”

Prosiguieron andando así hasta llegar a la entrada del zoco. Como encontráronse con las puertas abier­tas, penetraron en el interior. El zo­co estaba lleno de gentes que vendían y compraban: y por delante de las tiendas se amontonaban maravillo­sas mercancías. Pero el emir Muza y sus acompañantes notaron que to­dos los compradores y vendedores, como también cuantos se hallaban en el zoco, habíanse detenido, cual pues­tos de común acuerdo, en la postura en que les sorprendieron; y se diría que no esperaban para reanudar sus ocupaciones habituales más que a que se ausentasen los extranjeros. Sin embargo, no parecían prestar la me­nor atención a la presencia de éstos, y contentábanse con expresar por medio del desprecio y la indiferen­cia el disgusto que semejante intru­sión les producía. Y para hacer aún más significativa tan desdeñosa ac­titud, reinaba un silencio genneral al paso de los extraños, hasta el punto de que en el inmenso zoco above­dado, se oían resonar sus pisadas de caminantes solitarios entre la quietud de su alrededor. Y de esta guisa recorrieron el zoco de los joyeros, el zoco de las sederías, el zoco de los guarnicioneros, el zoco de los pa­ñeros, el de los zapateros remendo­nes y el zoco de los mercaderes de especias y sahumerios, sin encontrar por parte alguna el menor gesto be­nevolo u hostil, ni la menor sonrisa de bienvenida o burla.

Cuando cruzaron el zoco de los sahumerios, desembocaron en una plaza inmensa donde deslumbraba la claridad del sol después de acostum­brarse la vista a la dulzura de la luz tamizada de los zocos. Y al fondo, entre columnas de bronce de una al­tura prodigiosa, que servían de pe­destales a enormes pájaros de oro con las alas desplegadas, erguíase un palacio de mármol, flanqueado con torreones de bronce, y guardado por una cadena de guardias, cuyas lanzas y espadas despedían de continuo vi­vos resplandores. Daba acceso a aquel palacio una puerta de oro, por la que entró el emir Muza seguido de sus acompanantes.

Primeramente vieron abrirse a lo largo del edificio una galería soste­nida por columnas de pórfido, y que limitaba un patio con pilas de már­moles de colores; y utilizábase como armería esta galería, pues veíanse allá por doquier, colgadas de las columnas, de las paredes y del techo, armas admirables, maravillas enri­quecidas con incrustaciones precio­sas, y que procedían de todos los paí­ses de la tierra. En torno a la galería se adosaban bancos de ébano de un labrado maravilloso, repujado de plata y oro, y en los que aparecían, sentados o tendidos, guerreros en traje de gala, quienes por cierto, no hicieron movinuento alguno para impedir el paso a los visitantes, ni para animarles a seguir en su asom­brada exploración...

  En este momento de su narración, Schahrazada vio aparecer la maña­na, y se calló discreta.

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西班牙语没有英语这么复杂的发音规则。他几乎每一个字母都只有一个特定的音,我举个例子,a这个字母无论何时都发“阿”这个音,e发“唉”(口型小点,跟英语里的e差不多)。西班牙语只有一个音是比较难发的,那就是r这个字母,他发的是大舌颤音,其实,西班牙语最难得不是他的发音,而是他的语法和动词变位。你一学就知道了,背的东西太多。还有,他的语速不是一般的快,你要做好心理准备,和英语不是一个数量级的!!我建议你最好提前买一本西班牙语看看,因为它比英语难学的多的多 。

1. 西班牙语属于拉丁语系,比英语要科学,是不要音标的拼音文字,掌握发音规则后就能够”见词发音”。短短的入门,学的好,就可以地道流利地读出所有的西班牙文章,这是第一关!西班牙谚语中把最难做的事情比做”学汉语”,可见有中文水平的人学西班牙不是成了最容易的事了?

2. 西班牙语的小舌音,卷舌连续抖动的r、rr是中国人的难点,窍门有三。一、发音前多加上“德拉”;二、利用漱口的时候,多延时5分钟——“嘟鲁鲁”;三、坚持2-4周利用上下班和无人的时候,练习卷舌,以上三点定会让你有“西班牙”味!还有些音是要声带镇动的,要注意!

3. 掌握西班牙语动词的变位也是个要死记硬背,熟能生巧的活!他的变化是为了口语交流中大量的省略主语,口语的方便带来的动词变位头痛是每一个有志学好西班牙语的人要克服的难关。有人说:“流利地读,熟练变位”掌握好了,西班牙语就学会了一半啊!初学者就没有白学!你也知道了重点在哪里了,可以集中精力去攻哪一块了。

4. 有点英语基础的人,会发现西班牙语单词在多数主要单词词干上非常接近,这样大家学习起来又省了些劲!

5. 学习任何外国语,要以模仿开口为优先,背会一句就应用一句,这样就算掌握了。不要,先纠语法一堆,就是不敢开口!讲错了,因为你是外国人,别人的背景比你大,所以人家仍然能听懂你,就象外国人讲汉语,即使很不准,你也能听懂,搞明白,会原谅他的不标准的。胆子大是第一啊,有人说过,你学外语多数都不是为了当电台标准播音员吧,何况,即使母语能挑上当播音员的又有几个?降低标准,抓住重点,能绕开你学语言的误区!

2012年02月22日 《西班牙语学习:西班牙语阅读《一千零一夜》连载三十 b》来源于西班牙留学https://xibanya.liuxue86.com

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